pues eso...

erik

Estaba viendo la película esa de la Julia Roberts y el calvorotas. No me acuerdo como se llama pero da lo mismo.

No la he acabado de ver, pero no importa. Esta tarde no voy a ir a la oficina, no tengo ganas, hace una tarde demasiado buena para meterme allí.

Además estoy cansado. Iba a tumbarme a ver la tele y descansar un rato pero no, primero escribiré esto porque cuando me pase el efecto estaré tan normalito como siempre y será más difícil poner una línea que no sea coherente.

Bueno, decía que veía esa película del calvorotas y la Roberts y me vino a la cabeza una idea que me pasaba continuamente por la cabeza cuando tenía diecisiete años.

Era muy vitalista. Ahora también claro, pero ¡Je! Con todos estos años de más. Bien, pues entonces pensaba continuamente que si me ocurría algo, cualquier cosa, que no me dejara hacer mi vida como era. Mejor no vivirla de ninguna.

Luego, un día ocurrió algo y, bueno, no podía por ejemplo comer lo que me gustaba demasiado, y esto iba para el resto probablemente. Es un ejemplo, pero vale.

¡Joder! Que hay que ver como cambia la forma de pensar cuando le ves las orejas al que se comió a la abuelita de Caperucita Roja. De pronto te importa un rábano tal, y en lo único que piensas es sobrevivir lo mejor posible.

Ahora ya paso todo (bueno, creo, bueno quiero creérmelo del todo) vuelvo a vivir peligrosamente a veces (mal, muy mal) pero veo el futuro con mucho optimismo. Y no me lo paso mal mas bien todo lo bien que se puede pasar en medio de una crisis galopante.

Ahí afuera, la Roberts sigue diciendo gilipolleces, es el guión, claro esta. Pero a mi me suenan a gilipolleces.

Encima de la mesa hay una copa con el resto de un vino blanco de color amarillo casi transparente y limpia muy limpia de cristal que casi no se ve.

Es bonito estar aquí.