
Si se ve es que estoy justo ahí. Plantado frente, o mejor en medio.
Al otro lado de la tapia a mi derecha, el silencio atrona mis oídos.
Tan solo roto por los rayos de luz blanquecina de una luna, esta noche inexistente al pasar entre los cipreses de ramas quietas, mecidas por un viento también inexistente.
Líquenes ocres o verde oscuro invisibles por la oscuridad de la noche atrapados por el granito raído de siglos de las cruces que como siluetas negras se asoman de detrás.
Descanso infinito.
Sueño....
Dije que te amaba... Pero mentí.